En Out of the furnace la violencia es algo cotidiano y el sueño americano está muerto y enterrado.
Esta película bien podría haber sido un western, pues cuenta con los temas de este género, presenta a un pueblo de clase trabajadora en Pennsylvania, donde la falta de oportunidades es evidente y la opción de vida honesta es casi imposible.
Los primeros acordes de "Release" de Pearl Jam presentan y fijan el tono del personaje central, Russell Baze (Christian Bale) quien trabaja en una metalúrgica (el horno, al que hace alusión el título) y cuida a su hermano Rodney (Casey Affleck), un soldado con varias presencias en Irak, que debe dinero por su afición a las apuestas. Su predicamento incluye además un padre en el lecho de muerte, y como se verá, un tiempo en prisión.
La decadencia del lugar es evidente, con casas desgastadas y maltrechas, y con la certeza de que la fábrica cerrará de un día al otro.
Aunque el director Scott Cooper (Crazy Heart) se toma tiempo para describir a esta familia donde predomina la complicidad de los hermanos y sus duras condiciones de vida, eventualmente gira en torno a la desaparición de Rodney, a manos de un grupo que vive adentrado en los Apalaches y que maneja peleas clandestinas y trafica metanfetaminas. Su líder es Harlan DeGroat, interpretado por un Woody Harrelson más desalmado que nunca.
Pero la cinta pertence a Bale. Su personaje es el mejor trabajado del guión y el actor maneja muy bien los matices de su circunstancia. Una de las mejores escenas, acaso la mejor, es un encuentro entre él y su ex novia Lena (Zoe Saldanha) donde ambos se dan cuenta que su relación no tiene futuro.
Bale sostiene la cinta de principio a fin, pese a que la historia navega por caminos previsibles y se enfoca cada vez más en una trama de venganza.
Cooper establece una moral muy clara y definida en Out of the Furnace. La falta de sorpresa en la cinta, sin embargo, no afecta el tono de thriller y el inevitable desenlace.
De todas maneras, Sam Shepard como el tío "Red" está algo desperdiciado y Harrelson, pese a la maldad con la que está construido su personaje, no le da muchos matices para atenuar al malo malísimo, solo interesado en dinero y drogas.
Uno debería interesarse más por Rodney, pero Affleck, con poco carisma para este papel, no justifica del todo el amor filial más allá del parentesco.
Saldaña, con lo poco que tiene, en cambio hace mucho, al igual que el siempre solvente Forrest Whitaker, como el policía a cargo de la investigación.
Como suele ocurrir en los western, la justicia se ve con las manos atadas para actuar, y solo resta la actuación de un vengador.
